Anhui.
Nos
encontraremos entre ese paisaje lunar donde nos has abrazado desde siempre con
la melodía inigualable de tu voz entonando el cántico de un amor desnudo y sencillo cercado de cadencias
y de olas y de ondas y de conchas y de blancas brumas entregadas y precisas.
Melodías
venidas, mudadas en aureolas de dos lunas en las que nos mecías trayendo a
nosotros las nanas llenadas de esencias y de palabras recorriendo los montes y
las laderas y los cielos yendo en busca de las necesitadas elegías regadas de
ti que nunca nos faltaron, y, antes de cerrar cualquier atardecer nos vencías
sumergiendo aquellos virginales sueños en cantatas llegadas en las manos que
nos acariciaban al compás de los adulzados sonidos traídos a nuestros oídos en
sonetos y en las odas pronunciadas desde esos labios que ahora nos faltan.
Nos
encontraremos entre ese paisaje lunar repleto de riscos, de braseros y de vientos en
Anhui, y esta deslumbrante estrella en la que se aloja el destello inmanente
nacido hoy en la inmensidad de la bahía de celeste en la que has elegido establecer
la nueva residencia donde nos convocas en cada anochecer.
Celeste
Mar.
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