Un mar de historias.
Después de avistar en esta tarde casi vencida de un
domingo de primavera de la inusual rareza de un mar de nubes venidas desde las
empinadas verdes laderas atrayendo consigo a las atentas miradas de las gentes
sencillas yendo en busca de ilusiones y de sueños traídos en esos pensamientos mecidos
que ahora han sido enviados como emisarios
entrados en un recorrido circular a ras de un medio cielo venido a
abarcar estos paisajes de las azuladas aguas cristalinas llenadas de reflejos
de color de plata de una única luna que arrulla los memorables mensajes
internados en las botellitas de transparencias balanceadas en las corrientes de
unas olas atrapadas bajo el influjo del astro rey de este mismo anochecer.
Vuelve el azar a enviarme como a modo de otra señal
acunada en el lento transcurrir del enjambre de las blancas figuras paseadas al
ritmo del pulso atraído en Fujin sobre el lienzo acercado de un firmamento, al venir
a ir a improvisar un velero imaginario que me ayuda a navegar entre la
inabarcable información desparramada sin ton ni son en los insólitos océanos de
internet que me han llevado a descubrir a personas que tenían valiosas
historias que contar.
Sí, esta es la esencia con la que hoy me quiero
quedar.
Celeste Mar.
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